El Libertarismo Latinoamericano: Entre Libertarismo Real y el Pragmatismo Electoral

La paradoja de la libertad institucionalizada: cuando los movimientos libertarios se transforman en partidos políticos

BLOG DE CONTINGENCIA

Adrián Horno I.

10/30/202514 min leer

  El Fenómeno Libertario en Latinoamérica

 Los partidos libertarios han experimentado un auge significativo en Latinoamérica desde 2021, cuando se conformó la Alianza Libertaria Iberoamericana reuniendo movimientos de Argentina, Venezuela, Colombia, Chile, Uruguay y México. El triunfo electoral de Javier Milei en Argentina se ha posicionado como el catalizador que impulsa a miles de militantes en toda la región a participar activamente en política partidaria.

 Este crecimiento acelerado plantea una interrogante fundamental: ¿cuánto de estos movimientos representa genuinamente los principios libertarios clásicos, y cuánto es adaptación pragmática para capturar votos?

 El Dilema Fundamental: Coherencia vs. Pragmatismo Electoral

 Los teóricos libertarios históricos, desde Ludwig von Mises hasta Murray Rothbard, defendieron la mínima intervención estatal y la máxima libertad individual en todas las esferas de la vida. Sin embargo, al convertirse en fuerzas políticas competitivas, estos movimientos enfrentan presiones contradictorias:

 La Disyuntiva Estratégica

  • Pureza ideológica: Mantener principios libertarios intransigentes

  • Viabilidad electoral: Flexibilizar posturas para ampliar el electorado

  • Alianzas tácticas: Pactar con sectores conservadores o religiosos

 Esta tensión no es menor. Implica preguntarse si es legítimo utilizar el aparato estatal para desmantelarlo, o si esa paradoja corrompe inevitablemente el proyecto original.

Contradicciones Ideológicas: Cuando el Libertarismo se Encuentra con el Conservadurismo

 Pese a presentarse como una filosofía de coherencia moral y libertad absoluta, el libertarismo latinoamericano contemporáneo ha empezado a convivir con tensiones internas difíciles de disimular. En su tránsito del pensamiento al poder, muchas de sus corrientes han asumido discursos, alianzas y posturas que entran en abierta contradicción con los principios que dicen defender. A continuación se exponen algunas de las más notorias incoherencias ideológicas que evidencian el riesgo de que la “libertad institucionalizada” termine devorando su propia esencia.

1. Servicio Militar Obligatorio: La Coerción que Nadie Menciona

 En Argentina, el debate sobre el servicio militar obligatorio expone una de las contradicciones más flagrantes del gobierno libertario. El ministro de Defensa Luis Petri ha declarado que evaluarían el retorno de la conscripción, aunque con la ambigüedad de agregar que "hoy no están dadas las condiciones". Durante la campaña, Victoria Villarruel fue más directa: propuso abiertamente restablecer el Servicio Militar Obligatorio.

 Esta propuesta colisiona frontalmente con el principio libertario fundamental de no agresión. Obligar a un ciudadano a servir al Estado bajo amenaza de sanción penal representa la forma más pura de coerción estatal sobre la libertad individual. Es el Estado apropiándose literalmente del cuerpo y el tiempo de una persona. Ningún teórico libertario serio, desde Rothbard hasta Hoppe, ha defendido jamás la conscripción obligatoria. Paradójicamente, quienes prometen "eliminar el Estado de nuestras vidas" proponen la forma más invasiva de presencia estatal: el reclutamiento forzoso.

2. Derechos Reproductivos: Cuando la Libertad se Detiene en el Útero

 La agenda conservadora en temas de aborto revela otra fisura profunda entre retórica libertaria y práctica política. En Argentina, Victoria Villarruel no solo ha manifestado públicamente su apoyo a derogar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, sino que ha construido una narrativa donde "la vida comienza en la concepción" y califica su postura como "biología pura", intentando blindar con ciencia lo que es esencialmente una posición moral-religiosa. El gobierno de Milei ha institucionalizado esta visión al celebrar oficialmente el "Día del Niño por Nacer", donde Villarruel denunció que "la cultura de la muerte se manifiesta en la promoción de leyes que legalizan el aborto".

 En Chile, el panorama es similar. Johannes Kaiser, fundador del Partido Nacional Libertario y candidato presidencial, se declara abiertamente en contra del aborto. Kaiser se autodenomina "paleolibertario", un término que funciona como eufemismo para describir una hibridación ideológica curiosa: liberalismo económico extremo combinado con conservadurismo social profundo, especialmente en temas morales.

 Esta postura genera una contradicción filosófica insalvable. La mayoría de los teóricos legales libertarios, desde Ayn Rand hasta libertarios contemporáneos, apoyan el acceso al aborto como extensión lógica de su defensa de los derechos individuales, particularmente el derecho de la mujer a la autonomía sobre su propio cuerpo. Rand fue particularmente contundente al declarar que considerar que un feto tiene derecho a la vida es un "sinsentido perverso". Para el libertarismo clásico, el principio es claro: el cuerpo de una persona no puede ser obligado por el Estado a servir como medio para los fines de otro, ni siquiera de un feto. Obligar a una mujer a gestar contradice el principio de autopropiedad que es fundacional al pensamiento libertario. Es otro el punto de discusión  donde el libertarismo debe mantener la coherencia: ni el Estado debe prohibir el aborto ni debe obligar a financiarlo o a practicarlo. La libertad individual incluye tanto el derecho a abortar como el derecho del médico a no participar y del ciudadano "contribuyente" a no ser coaccionado para pagarlo."

3. Defensa de Dictaduras Militares

 Johannes Kaiser ha defendido públicamente la dictadura de Augusto Pinochet, afirmando que el golpe de 1973 fue "absolutamente necesario para impedir que Chile se transformase en un país totalitario". En julio de 2025 declaró en televisión abierta que apoyaría un nuevo golpe de Estado "sin duda, absolutamente" si se repitieran las condiciones de 1973, aceptando "todas las consecuencias", incluyendo violaciones a derechos humanos.

 Kaiser realizó un documental sobre Miguel Krassnoff, militar condenado a más de mil años de cárcel por crímenes de lesa humanidad, afirmando que "se le ha cometido una injusticia". Entre sus propuestas legislativas está otorgar arresto domiciliario a los reos del Penal de Punta Peuco (condenados por crímenes durante la dictadura).

La contradicción libertaria: El libertarismo clásico surgió como una filosofía profundamente anti-autoritaria. Defender dictaduras que torturaron, desaparecieron y asesinaron ciudadanos contradice absolutamente el principio de no agresión y la defensa de libertades individuales.

4. Cuestionamiento del Sufragio Universal

Chile: En 2021, cuando Kaiser fue electo diputado, se viralizó un video donde cuestionaba el derecho al voto femenino: "Las mujeres dejan de ir al parque a trotar porque tienen miedo a inmigrantes que las pueden violar, pero siguen votando por los mismos partidos que están trayendo a esa gente y tú realmente te preguntas si el derecho a voto fue una buena idea".

Aunque posteriormente pidió disculpas calificando sus palabras como "sarcasmo mal logrado", en tweets anteriores había afirmado que el derecho a voto debe "merecerse" y que las feministas no hacían "nada para merecerlo". Esta polémica lo llevó a renunciar inicialmente del Partido Republicano.

La contradicción libertaria: Si bien algunos teóricos libertarios cuestionan la democracia mayoritaria por coercitiva, ninguno propone restricciones selectivas basadas en género. La defensa de derechos iguales sin distinción es un pilar del libertarismo.

5. Alianzas con el Conservadurismo Religioso: Cuando el Pragmatismo Electoral Compromete la Neutralidad del Estado

 Las alianzas estratégicas entre movimientos libertarios y sectores religiosos conservadores revelan una de las tensiones más problemáticas de este fenómeno político: la instrumentalización de valores religiosos para ampliar base electoral, sacrificando el principio libertario de neutralidad moral del Estado.

 En Argentina, Victoria Villarruel representa el puente perfecto entre el libertarismo económico de Milei y el conservadurismo católico tradicional. Es la principal dirigente del frente libertario con vínculos orgánicos con la Iglesia Católica, lo que le permite capturar un electorado que jamás votaría por un libertario puro pero sí por uno que defiende "valores cristianos". Esta no es una creencia personal privada—que sería perfectamente legítima—sino una agenda política activa: el gobierno celebró oficialmente el "Día del Niño por Nacer", institucionalizando una posición religiosa específica sobre cuándo comienza la vida.

 Durante la campaña electoral de 2021, Javier Milei obtuvo el respaldo crucial del influencer ultraconservador Agustín Laje, figura prominente de la derecha religiosa latinoamericana que movilizó a sus seguidores católicos conservadores hacia el proyecto libertario. Laje no es un simpatizante externo: dirige la Fundación Faro, think tank oficial de La Libertad Avanza, donde produce el contenido ideológico que fusiona economía de mercado con valores cristianos tradicionales.

 En Chile, si bien los Kaiser no protagonizan alianzas tan explícitas con la jerarquía católica, Johannes Kaiser se declara abiertamente en contra del aborto desde una posición que mezcla argumentos conservadores religiosos con su "paleolibertarismo". Esta corriente, que Kaiser reivindica, es esencialmente un híbrido: liberalismo económico radical combinado con conservadurismo moral en temas de familia, sexualidad y vida.

 La contradicción libertaria fundamental: El libertarismo clásico defiende que el Estado no debe imponer ninguna moral particular—ni progresista ni conservadora—sobre los individuos. Rothbard, Mises y Hayek coincidían en que el Estado debe ser agnóstico en cuestiones morales y religiosas. Cada individuo decide sus propios valores sin coerción estatal. Pero cuando movimientos "libertarios" celebran oficialmente festividades religiosas, proponen legislación basada en dogmas católicos sobre cuándo comienza la vida, o construyen alianzas políticas con sectores que buscan imponer moral cristiana vía Estado, están traicionando ese principio.

 La pregunta incómoda que nadie quiere responder: ¿Son estos movimientos genuinamente libertarios que aceptan alianzas pragmáticas temporales, o son esencialmente conservadores autoritarios que descubrieron que la retórica libertaria sobre "libertad económica" es más marketeable que el conservadurismo tradicional en el siglo XXI? ¿Reducirán el Estado en todas sus dimensiones, o solo en aquellas que no interfieren con su agenda moral conservadora?

 El Fenómeno Kaiser: Cuando la Teoría Libertaria se Encuentra con el Poder Político

 La familia Kaiser encarna perfectamente la anatomía del movimiento libertario hispanoamericano contemporáneo: una división de roles entre quien construye el aparato intelectual y quien lo traduce en poder político. Es la vieja fórmula del ideólogo y el caudillo, pero con bibliografía de la Escuela Austriaca.

 Axel Kaiser, de 44 años, representa el cerebro teórico del movimiento. Abogado y académico, preside la Fundación para el Progreso en Chile y ostenta el prestigio de haber sido el primer latinoamericano en ganar el Hayek Essay Contest de la Sociedad Mont Pelerin, el olimpo intelectual del libertarismo. Su producción bibliográfica—"La fatal ignorancia", "La tiranía de la igualdad", "La neoinquisición"—ha construido el arsenal conceptual que alimenta el discurso libertario de la región.

 La relación entre Axel y Javier Milei ilustra cómo funciona esta red intelectual transnacional. Se reúnen regularmente: en 2024, Axel visitó la Quinta de Olivos para conversar "sobre la importancia de dar la batalla cultural", ese concepto gramsciano que los libertarios han adoptado irónicamente para librar su propia guerra de posiciones. Axel no oculta su papel: afirma haber sido "instrumental en crear el movimiento intelectual" que Milei ahora comanda políticamente. Es el arquitecto que mira con orgullo cómo su plano se materializa en edificio, aunque el constructor haga modificaciones que quizás no estaban en los diseños originales.

 En abril de 2025, con la confianza de quien conoce los planos desde dentro, Axel declaró estar "convencido de que mi hermano va a ganar" la presidencia chilena, comparando favorablemente a Johannes con figuras como Nayib Bukele. La comparación no es inocente: Bukele es admirado por la derecha latinoamericana no por su libertarismo (inexistente), sino por su eficacia autoritaria.

 Johannes Kaiser, de 48 años, es quien ensucia las manos con la política práctica. Diputado chileno desde 2022, fundó el Partido Nacional Libertario—recientemente legalizado—y ahora aspira a la presidencia con cifras que crecen en las encuestas. Administra el canal de YouTube "El Nacional-Libertario" con 141,000 suscriptores, donde construye su base de poder digital. A diferencia de su hermano académico, Johannes no endulza su perfil: se declara abiertamente "reaccionario" y "paleolibertario", términos que funcionan como señales para quienes entienden el código.

 Esta simbiosis entre el intelectual y el político no es exclusiva de los Kaiser. Se replica por toda Hispanoamérica: pensadores libertarios construyen el marco conceptual, lo legitiman con credenciales académicas y citas de Hayek, mientras los políticos lo traducen en consignas, lo simplifican para las masas, y lo llevan a las urnas. Es un modelo eficiente.

 El problema surge cuando ese marco conceptual—supuestamente edificado sobre libertad individual y rechazo al autoritarismo—se contamina en la traducción política. Cuando el "pragmatismo electoral" se convierte en eufemismo para defender dictaduras, cuestionar derechos fundamentales, o justificar nuevos golpes de Estado. Ahí la arquitectura intelectual de Axel y la construcción política de Johannes dejan de ser complementarias y se vuelven cómplices de algo que ya no es libertarismo: es autoritarismo  barnizado con teoría libertaria de la Escuela Austriaca.

La Perspectiva Pragmática: ¿El fin justifica los medios?

Argumentos a Favor del Pragmatismo

  • Realidad electoral: Sin concesiones, los movimientos libertarios puros nunca llegan al poder

  • Gradualismo: Mejor reducir el Estado en lo económico primero, lo social después

  • Prioridades: La reforma económica es más urgente que las libertades sociales

  • Coaliciones: Las alianzas amplias permiten avanzar agenda económica

Argumentos en Contra

  • Traición ideológica: Usar el poder estatal para imponer moral conservadora o defender dictaduras contradice totalmente el libertarismo

  • Precedente peligroso: ¿Qué garantiza que las "concesiones temporales" no se vuelvan permanentes?

  • Bait and switch: Atraer votantes con promesas de libertad total, entregar solo libertad económica y conservadurismo social

  • Coherencia filosófica: O se cree en la libertad individual integral o no

  • Riesgo autoritario: Defender golpes de Estado "bajo ciertas condiciones" es exactamente lo opuesto al libertarismo

Mi Posición: A Favor con Reservas Críticas

 Pese a estas contradicciones profundas y preocupantes, apoyo estos movimientos por razones pragmáticas fundamentales que trascienden la pureza ideológica. La realidad latinoamericana exige soluciones urgentes, y el movimiento libertario, con todas sus fallas, ofrece respuestas donde el establishment político ha fracasado sistemáticamente durante décadas.

 Por Qué Apoyo Estos Movimientos (A Pesar de Todo)

1. La reducción del Estado es imperativa para limitar la corrupción

 Esta es la razón central. La historia humana demuestra que erradicar la corrupción es imposible. Es una constante en todas las sociedades, bajo todos los sistemas políticos, en todas las épocas. La naturaleza humana no cambia por decreto, ni por constituciones perfectas, ni por mecanismos de control sofisticados.

La única variable que podemos controlar es el tamaño del botín:

  • Estado grande = Más recursos para repartir = Más incentivos a la corrupción

  • Estado pequeño = Menos poder concentrado = Menos posibilidades de captura

 Un Estado que maneja el 50% del PIB ofrece infinitamente más oportunidades de enriquecimiento ilícito que uno que maneja el 20%. No es idealismo, es matemática del incentivo perverso.

2. Rompen el círculo vicioso del estatismo clientelista

 Los partidos tradicionales en Latinoamérica han construido su poder sobre una fórmula perversa: expandir el Estado para crear dependencia, distribuir prebendas para comprar lealtades, regular todo para vender excepciones. Es un sistema que perpetúa la pobreza porque necesita clientes, no ciudadanos prósperos.

 Los movimientos libertarios amenazan este equilibrio parasitario. Proponen eliminar el aparato que alimenta el clientelismo. Aunque sus motivaciones no sean puras y sus alianzas sean cuestionables, el resultado final—un Estado más pequeño—destruye la maquinaria de reproducción del poder tradicional.

3. Movilizan a una generación hastiada del fracaso del consenso tecnocrático

 Durante décadas nos vendieron que la solución era la "buena gestión": tecnócratas bien educados, reformas graduales, instituciones sólidas, consensos políticos. Y fracasó estrepitosamente. La corrupción creció, la burocracia se expandió, la clase política se blindó.

 El entusiasmo de miles de jóvenes por estos movimientos no es fanatismo irracional. Es hartazgo justificado. Por primera vez en generaciones, hay un proyecto político que no promete "administrar mejor el Estado" sino desmantelarlo. Eso resuena porque la gestión mejorada del fracaso sigue siendo fracaso.

4. Abren el debate sobre temas tabú del consenso progresista

 El establishment político latinoamericano construyó un consenso donde cuestionar el tamaño del Estado, la eficacia de los programas sociales, o el costo de la burocracia era "insensibilidad social". Los movimientos libertarios han roto ese tabú.

 Ahora se puede debatir públicamente si el Estado debe manejar pensiones, si los impuestos son demasiado altos, si las regulaciones asfixian la economía. Independientemente de si estamos de acuerdo con todas sus respuestas, han ampliado el espacio de lo políticamente discutible. Y eso es saludable para la democracia.

5. Ofrecen una alternativa real al populismo de izquierda

 Frente al chavismo, el kirchnerismo, el correísmo y otras variantes del populismo estatista que arruinaron economías enteras, los movimientos libertarios representan una alternativa genuina. No son más de lo mismo con otro color.

 Proponen soluciones radicalmente distintas: dolarización en lugar de emisión monetaria descontrolada, apertura comercial en lugar de proteccionismo empobrecedor, reducción de gasto público en lugar de expansión populista. Son políticas que, aplicadas correctamente, han funcionado en economías exitosas.

6. Desafían el monopolio discursivo de la "justicia social"

 Durante décadas, la izquierda monopolizó el lenguaje de la justicia, la solidaridad y la preocupación por los pobres. Cualquier propuesta de reducir el Estado era automáticamente catalogada como "neoliberalismo cruel".

 Los libertarios hispanoamericanos han construido un contradiscurso: que el verdadero enemigo de los pobres es el Estado corrupto que les niega oportunidades, que la verdadera solidaridad es permitir que prosperen sin trabas burocráticas, que la verdadera justicia es limitar el poder de las élites políticas extractivas. Ganan o pierdan, han desafiado exitosamente ese monopolio narrativo.

7. Fuerzan a los partidos tradicionales a reformularse

 La amenaza electoral libertaria ha obligado a partidos de centro-derecha y hasta de centro-izquierda a replantear sus posturas sobre el tamaño del Estado. En Argentina, en Chile, en otros países, partidos tradicionales ahora hablan de reducción de gasto, simplificación regulatoria, baja de impuestos.

 Pueden estar copiando superficialmente, pero el efecto es real: el espectro político se ha corrido. Lo que hace cinco años era impensable (proponer eliminar ministerios, dolarizar, reducir drásticamente el empleo público) ahora es parte del debate mainstream.

8. Priorizan la libertad económica como precondición de prosperidad

 Más allá de sus contradicciones en libertades sociales, estos movimientos entienden algo fundamental: sin libertad económica no hay prosperidad sostenible. Puedes tener todos los derechos civiles del mundo, pero si el Estado confisca el 60% de lo que produces, regula cada aspecto de tu actividad económica, y la burocracia decide quién puede emprender y quién no, esos derechos son abstractos.

 La libertad económica crea las condiciones materiales para que todas las demás libertades sean ejercibles. Una sociedad próspera puede darse el lujo de debatir refinamientos de libertades civiles. Una sociedad empobrecida por el estatismo está demasiado ocupada sobreviviendo.

El Razonamiento Pragmático

 No necesitamos que estos políticos sean libertarios puros. Necesitamos que reduzcan el aparato estatal lo suficiente para que:

  1. Haya menos burocracia que capturar

  2. Menos presupuesto que malversar

  3. Menos regulaciones que monetizar

  4. Menos puestos desde donde ejercer clientelismo

 Si el precio de ese achicamiento es tolerar sus incoherencias en política social, es un precio que podría valer la pena pagar.

 Advertencia Crítica Ineludible

 Hay límites que no deben cruzarse. Defender dictaduras, justificar torturas, cuestionar derechos fundamentales como el sufragio universal, o proponer nuevos golpes de Estado no son "incoherencias menores". Son señales de peligro autoritario.

 El caso Kaiser en Chile ilustra perfectamente este problema: un político que habla de libertad mientras defiende el régimen más coercitivo posible (una dictadura militar), que cuestiona derechos democráticos básicos, y que propone liberar torturadores. Esto no es libertarismo con "pragmatismo electoral". Es autoritarismo de derecha con marketing libertario.

La Pregunta que Permanece

 Lo que estos movimientos deben responder honestamente es:

¿Son genuinamente libertarios con pragmatismo electoral, o son conservadores autoritarios que encontraron en la retórica libertaria una herramienta de marketing político más efectiva que el conservadurismo tradicional?

 La respuesta determinará si estamos ante una verdadera revolución ideológica o simplemente ante una reconfiguración cosmética de la derecha autoritaria latinoamericana con nuevo packaging.

Conclusión: Vigilancia Crítica Permanente

 Los movimientos libertarios hispanoamericanos merecen tanto apoyo pragmático como escrutinio crítico implacable:

Apoyo porque:

  • Prometen reducir el Estado (objetivo deseable)

  • Cuestionan el status quo político corrupto

  • Movilizan generaciones jóvenes hacia ideas de libertad económica

  • Logran lo que décadas de tecnocracia no pudieron: entusiasmo popular por limitar el poder estatal

Escrutinio porque:

  • Sus contradicciones ideológicas no son menores ni "pragmatismo electoral"

  • El riesgo de autoritarismo conservador disfrazado es real y documentado

  • La defensa de dictaduras pasadas anuncia tolerancia a autoritarismo futuro

  • El cuestionamiento de derechos fundamentales revela agenda antidemocrática

  • La libertad no es divisible: o se defiende en todas las esferas o se traiciona en todas

 El desafío es mantener la presión para que cumplan la parte libertaria del contrato (reducir Estado) mientras nos oponemos firmemente a cualquier deriva autoritaria, conservadora moral o antidemocrática.

 Axel Kaiser afirmó en 2025 que Chile necesita "terapias de shock duras" en seguridad, que su hermano Johannes "encarnaría mejor un gobierno libertario" que los candidatos tradicionales, y que Evelyn Matthei "no tiene sensibilidad libertaria". La pregunta es: ¿qué significa realmente "gobierno libertario" para los Kaiser? ¿Libertad económica con autoritarismo social? ¿Reducción del Estado civil con expansión del Estado punitivo?

 La apuesta es arriesgada. Ante el fracaso estrepitoso del estatismo latinoamericano, quizás sea un experimento que vale la pena intentar. Pero con los ojos bien abiertos, vigilantes, críticos y dispuestos a denunciar cualquier deriva autoritaria con la misma vehemencia con que apoyamos la reducción estatal.

 El libertarismo genuino no puede convivir con la apología de dictaduras. No puede cuestionar derechos fundamentales. No puede justificar torturas ni crímenes de lesa humanidad. Si toleramos estas contradicciones por el beneficio de la reducción estatal, no estamos siendo pragmáticos: estamos siendo cómplices de un fraude ideológico que eventualmente nos costará más caro que el estatismo que buscábamos eliminar.

                                                                                                                                        Adrian Horno I.

Este análisis no busca defender ni atacar ciegamente, sino invitar a la reflexión crítica sobre un fenómeno político que está reconfigurando el panorama ideológico de Hispanoamérica. La libertad genuina requiere coherencia intelectual.

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